miércoles, abril 18, 2007

Twelve de Patti Smith

Desde hace algunos meses me pegó la chingonería absoluta de Patti Smith. De acuerdo, su carrera no ha sido tan consistente como de otras “leyendas” del rock, pero Patti ha hecho suficientes méritos, en varios niveles (musical, lírico, conceptual, artístico, etc.), como para estar considerada como uno de los íconos más contundentes de la música contemporánea. Y no se trata solamente de perpetuar el culto a la personalidad, es que de verdad, pocas personalidades como la de Smith, siempre implacable, inventiva y dispuesta a correr riesgos.

Pero bueno, mi intención no es hacer una retrospectiva de Smith, sólo compartir información sobre su nuevo álbum. Uniéndose a la popular tendencia actual de los discos de covers por artistas más que consagrados (la serie American de Johnny Cash, o el reciente Dylanesque de Bryan Ferry), el nuevo disco de Patti, Twelve, sale a la venta el 24 de abril. Trae covers que podríamos llamar cliché, como Are you experienced? de Hendrix o Soul kitchen, de los Doors, pero el que se la lleva es Smells like teen spirit, que está buenísimo. Lo tienen en Stereogum.

martes, abril 17, 2007

Sobre 300 y María Antonieta

Una característica imprescindible de un fenómeno cultural es que de cierta manera, o en cierto nivel, retrata el momento social-cultural-artístico del momento en el que ocurrió. Y no cabe duda, 300 es todo un fenómeno cultural. Más allá de calificarla como un vacuo ejercicio en estilo (que en varios niveles lo es), apela a cierta sensibilidad propia de nuestros tiempos: desde la hipermasculinización homoerótica propia del cine tarantinesco (que ya es un término en sí), complementada con la facilidad tecnológica que permite trasladar un medio a otro, hasta el llamado “dulce visual”, que, también por las capacidades tecnológicas (propias de nuestra época), puede sustentar una película sólo por “verse bien”.


300 es sin lugar a dudas un espectáculo fascinante, y exitosa como ha sido, es fácil (y previsible) criticarla por no ser mucho más que eso. Nada más absurdo y corto de vista que criticarla por su “inexactitud histórica” (chale). Y todavía peor, tratar de extraer de ella una analogía política sobre la sed de sangre de la administración de Bush. Es un divertimento, un excelente divertimento, cuyo discurso es tremendamente limitado pero nunca pretende excederlo (los conceptos de El Honor y La Libertad en películas épicas como ésta van rigurosamente al cajón de lo absolutamente intrascendente y obsoleto).



Pero en fin, el punto es que considero que 300 merece todo el éxito que ha tenido por ser una especie de paradigma de lo que es considerado “lo cool” hoy en día (desde una perspectiva totalmente masculina, claro está), desde un nivel del personaje (el modelo del semental guerrero despiadado), hasta en lo que respecta a la técnica cinematográfica (las incesantes modificaciones a la velocidad de las que South Park hace mofa en su último episodio).



De la misma manera que 300 ha despertado críticas y elogios apresurados, María Antonieta, la última película de Sofia Coppola, tuvo una recepción muy fría (¿Fría? Más bien despiadada) cuando fue estrenada, en buena medida por los ecos del mentado “abucheo” en Cannes, pero especialmente, y a riesgo de sonar como guardián de la corrección política, porque su realizadora tiene ovarios y es hija de un director legendario. Esa es una losa que Coppola cargará durante un tiempo más, a pesar de haber demostrado, por tercera ocasión, su innegable instinto cinematográfico. En serio, puedo nombrar muy pocos cineastas contemporáneos con un repertorio tan rico y completo en sus tres primeras películas.



Continuando en la línea de Vírgenes suicidas y Lost in translation, Coppola muestra otro personaje femenino contenido en un mundo etéreo, como de sueño, que lo constriñe y sofoca, sin tener una plena conciencia de su condición. La metáfora del ave enjaulada. Esa línea temática o motivo recurrente en sus personajes también es causal de la crítica inmerecida hacia Coppola. En el papel un retrato de una chica mimada suena pedante, pero, como leí en algún lado (lo siento, no recuerdo dónde) si Tarantino o Michael Mann han hecho su carrera en base a “viriles hombres en poses de alta testosterona”, ¿por qué Sofia no puede hacer su llamada “Little girl lost trilogy” sin merecer una crítica imparcial y sin ser acusada de ser ella en sí una niña derrochada hija de papi? Sexismo, digo yo.



Pero en fin. María Antonieta es la anti película “de época”, una confección pop, que como 300 (aunque superior en todos los niveles) maneja una suerte de anacronismo kitsch forjado en base a su opulencia visual (y de valores de producción), y que en el caso de Coppola funciona para brindar inmediatez a la exploración de su sujeto. Y es ahí donde el talento narrativo de Coppola luce en su mayor esplendor: al retratar a María Antonieta como una muchacha cualquiera,. dentro de un contexto reconocible por analogarlo con la realidad actual (en base a música y ciertos detalles estratégicos), facilita la identificación con la audiencia, disfrazando la brecha temporal y de cierto modo mostrando a su personaje como una víctima de las circunstancias, más allá del bien y del mal. Al mostrarnos "la vida en Versalles" exclusivamemente desde los ojos de su protagonista (u ocasionalmente del igualmente desubicado rey), Coppola pinta sutilmente un retrato increíblemente íntimo, invitando a compartir (que no a conmiserar) la desolación y/o la incertidumbre de un ser rebasado por su entorno y las expectativas creadas en torno a él.

lunes, abril 09, 2007

los niños de la revolución

Sólo quería compartir este video de tres Grandes (así, con mayúscula): Marc Bolan, Elton John y Ringo (¡con un mullet!).





¿Alguien sabe quién es el percusionista?

miércoles, abril 04, 2007

reseñitas (3 de 3)

Children of men (Alfonso Cuarón, 2006)


Children of men es, en mi humilde opinión, el mejor escenario distópico inmediato plasmado en el cine. Bueno, no sé si el mejor, pero por lo menos el más creíble. Digo, ¿a poco no es inquietantemente cercano a lo que todos pensamos podría ser el 2028? He escuchado muchas críticas al filme de Cuarón en la vena de ser un espectáculo vacío (o sea, para sus detractores, una película de acción, como si eso fuera un defecto), o, incomprensiblemente, que no tiene sentido. Pero ese tipo de argumentaciones es no ver el bosque por los árboles. Children of men es una experiencia orgánica, viva, que involucra al espectador al prácticamente introducirlo a la trama, y ni hablar, de una ejecución técnica impresionante. Creo que Children of men fue ideada como un viaje (perfectamente orquestrado, sobra decirlo), una montaña rusa, si quieres, y cuando un viaje es tan intenso y satisfactorio, yo no tengo quejas por pequeños hoyos en la trama. De hecho, creo que es una de las mejores películas del año. Bonus: chéquense el (bastante chido) portafolio que Foreign office creó para la película.

The departed (Martin Scorsese, 2006)


¿Soy yo, o acaso el mundo no es un lugar un poquito más triste ya que Scorsese tiene un Óscar? Es que los genios, las grandes deidades cinematográficas no ganan Óscares. No en balde Kubrick, Altman, Welles, Hitchcock, Lynch y tantos, tantos otros no tienen su ostensiblemente merecida estatuilla dorada. Ron Howard, Sydney Pollack y Paul Haggis ganan Óscares. Pero en fin, Scorsese DE VERDAD lo quería (Dios sabe que lo buscó) y a quién puede no darle gusto la genuina alegría que mostró en la ceremonia. Y francamente, la suya es una de las mejores películas en ganar el Óscar en los últimos años. Sí tiene similitudes, pero creo que es injusto compararla con Goodfellas o incluso Casino. Es una excelente película de policías y ladrones, con un ritmo muy ágil y vistosas actuaciones, y muchos, muchos disparos a la cabeza. O sea, Scorsese en sus dominios. Y nadie lo hace como él.

C.R.A.Z.Y. (Jean-Marc Vallée, 2005)


Una de esas grandes películas que pasan desapercibidas, si tienen suerte simplemente de “pasar”. CRAZY es una película “coming-of-age”canadiense (de Québec, más bien, por lo que está en francés). Es de verdad una joya que todo mundo debería ver, cuya poca difusión tiene que ver con que no fue exhibida comercialmente en EU por el inmenso costo de las regalías que implicaba la selección musical de la película (muy buena, por cierto, con varios cortes del cánon del pop acorde a la década que transcurre, convirtiendo la película en una especie de musical). Es una película muy cálida, que nunca condescendiente,que toca de una manera muy lúcida aspectos tan universales como la autoexploración, la relación intrafamiliar y la búsqueda de identidad sexual, con una utilización muy inteligente de recursos cinematográficos y de postproducción, y sobre todo, un excelente (y abultado) reparto, destacando la actuación de Marc-André Grondin en el papel principal. De veras, no te la pierdas. BONUS: Minientrevista con Jean-Marc Vallée)

Little Miss Sunshine (Jonathan Dayton y Valerie Faris, 2006)

Little miss Sunshine no es una manifestación cinematográfica sublime ni se jacta de serlo; es una película modesta que tuvo la buena o mala fortuna, según la perspectiva, de ser un hitazo que terminó nominado al Óscar y ganando un par. Sí, es medio simplona y manipuladora (de convenientes e improbables circunstancias, digamos), pero es muy efectiva y sus personajes verdaderamente provocan empatía. Hace que te la creas, pues. Muy buena música (es Devotchka, nomás) y muy buenas interpretaciones (de verdad, y lo dice alguien que odia a los niños actores en comedias, no puedes evitar amar al personaje de Abigail Breslin), coronadas por un magnífico Steve Carrell, cuyos ojos contienen una emoción y expresividad francamente inesperada y sorprendente.


Idiocracy (Mike Judge, 2006)

Con la sutileza de un mazo a la cabeza, Mike Judge critica el engranaje social gringo y sus productos retratando una sociedad futurista donde el declive de la humanidad se debe al apendejamiento sistemático que ha sufrido, aunado a la hipercorporatización y saturación mediática. Una finura. Y bueno, la crítica de Judge es contundente y presenta algunos conceptos geniales (ya nadie toma agua, ésta fue sustituida por un brebaje al estilo Gatorade -¡tiene electrolitos!-, y Costco es la escuela de Derecho más prestigiada), que compensan la irregularidad de la historia.

Factotum (Bent Hamer, 2006)


De verdad quería que me gustara. Honestamente, la versión de Henry Chinaski de Dillon es bastante plana (y algo forzada), y la película, independientemente de su fidelidad (o falta de) a la obra de Bukowski, no se sustenta por sí sola debido a su soporífero ritmo (que podría ser justificado pero la pasividad de la cinta y sus personajes no lo perdonan) y ofrece una resolución facilona que, a mi modo de ver, traiciona en cierta medida el espíritu de Bukowski (aunque en realidad no sé, nunca he leído Factotum).

Perfume: The story of a murderer (Tom Tykwer, 2006)


Esta sí que fue una gran sorpresa. Después de haber leído algunos comentarios, no esperaba gran cosa de Perfume, incluso me hice wey varias semanas para ir a verla, pero su kilométrica permanencia en carteleras (y la disponibilidad de estupefacientes, a decir verdad), provocaron que terminara viéndola y oh sorpresa, qué bien me la pasé. Sin haber leído la célebre obra de Patrick Suskind, fue una grata sorpresa ver una historia verdaderamente fascinante y llena de matices, y más aún por la impecable realización del gran Tom Tykwer, llena de ritmo, color y vida. La manera que plasma de manera visual un sentido (el olfato, evidentemente), provocando en el espectador una sensación que verdaderamente remite al acto de oler, es obra verdaderamente de un virtuoso, y más allá de inconsistencias literarias (como el comentadísimo final), la película es un viaje por sí misma. A mí me encantó (creo que eso quedó claro).

Stranger than fiction (Marc Forster, 2006)


Aunque definitivamente sí remite mucho a Adaptation, que es a todas luces un filme superior, Stranger than fiction posee varios elementos que la hacen fascinante. De entrada, el rollo “meta”, lo de la historia dentro de la historia, siempre que es ejecutado con por lo menos un poco de astucia resulta interesante, aunque sea para ver cómo es resuelto. Pero al dejar que estos dos universos se unan, con consecuencias… um… ¿catastróficas? No sé si me atrevería a llamar temeraria a la película (pero sobre todo al guión del novato Zach Helm), pero no puedo dejar de elogiar los riesgos que corre y la manera que los asume. Pero no todo es maravilloso en Stranger than fiction, ya que la actuación protagónica de Will Ferrell, sin llegar a ser mala, es bastante plana (aun dentro de los parámetros de su personaje), aunque la compensa el magnífico trabajo de Dustin Hoffman y especialmente Emma Thompson, que cuando quiere sigue siendo genial. Por cierto, la música (que es muy poca) la hace el wey de Spoon.

The Science of sleep (Michel Gondry, 2006)


Ah qué Michel tan hipersensible. Ya sé que el personaje principal termina resultando odioso pero creo que ese era el chiste, y a Gael García lo sale verdaderamente espectacular. No, de veras me sorprendió. Y no por menospreciar, sólo que nunca lo había visto hacerle a la comedia y quedé a-no-na-da-do por el timing. Aparte de que está buenísimo. Ejem. Pero sí, más allá de la (aparentemente generalizada) antipatía que provoca el personaje de García, creo que la película tiene más aciertos que fallas. Coincido que a la larga sí se queda corto y termina siendo poco más que un ejercicio estilístico, uno con suficiente virtuosismo visual (en varios niveles) para sobresalir como tal, pero además es básicamente la historia de un niñote ejecutada con una “ingenuidad” que en efecto, puede resultar enervante, pero finalmente resulta apropiada para una historia agridulce como la de Gondry.

Notorious Bettie Page (Mary Harron, 2006)


Todavía no sé exactamente qué pensar de esta película. Creo que el problema está en la concepción del filme y las expectativas que podría crear. La cinta de Harron no pretende ser un retrato exploratorio del psique de una persona (como las chafitas biopics contemporáneas Walk the line o Ray), ni tampoco un análisis postcultural de la creación de un ícono pop. Es un relato recto sobre una muchacha muy cómoda con su cuerpo que de alguna manera subvertió en su momento las convenciones sociales de género. No cargando una antorcha ni remando intencionalmente contracorriente, sólo que no se ajustaba a lo que la sociedad podría esperar de ella. Sin satanizar ni ensalzar ni victimizar ni “heroizar”. Pero también sin profundizar en el personaje. Pero ni duda cabe, Gretchen Mol es gloriosa.

The proposition (John Hillcoat, 2006)


¿Cómo hacerle justicia a The proposition? Antes que nada hay que decir que sí, en efecto, es absolutamente genial. Es, además, bastante coherente con lo que se esperaría de una historia de Nick Cave (violencia, poesía, muerte y muchas moscas). Es, también, una especie de recontextualización del western al estilo Peckinpah, brutal, despiadado, y finalmente sustentado en la exploración de la condición humana. Es, cómo no, una pieza ambiental impecablemente orquestrada por John Hillcoat, un paseo con resonancia emocional por la estepa australiana que no elude (sino involucra) los tenores sociales y el momento histórico durante el que se desarrolla. Es, por si fuera poco, inmensamente entretenida, con un ritmo lento, que nunca aburrido, que emula de algún modo el siniestro y desesperanzado caminar de un condenado a muerte. Y es, finalmente, una historia de seres humanos que actúan conforme a las circunstancias, nunca bajo paradigmas simplistas del “bueno” y el “villano”, en la que destacan enormemente un intensísimo Guy Pearce, el infalible Ray Winstone, Danny Huston, y un divertidísimo John Hurt. Es una obra maestra.

The fountain (Darren Aronofsky, 2006)


Otra obra maestra. Bueno, ante los ojos de este humilde mortal, al menos. Y es que sí, puede tener fallas y no estar del todo redondeada, pero es una experiencia, un viaje en sí, retadora y provocativa, que exige análisis y atención. Ya quisieran la mayor parte de los cineastas activos los huevos de Aronofsky para hacer esos tremendos (y ahí va el cliché) tour-de-force (como Réquiem por un sueño y en menor medida Pi), guiándose por una premisa y explotándola hasta donde da sin tener que venderla, sólo seduciendo al espectador para formar parte de ella. Como experiencia sensorial no tiene desperdicio: la impresionante música corre a cargo de Clint Mansell (que liderara en su momento Pop will eat itself), quien con el Kronos Quartet creara uno de las bandas sonoras más representativas del cine de los últimos 10 años, la de Réquiem por un sueño; y por otro las alucinantes creaciones visuales de Jeremy Dawson y Dan Shrecker, realizadas sin generación computarizada de imágenes (CGI), sino basadas en la macrofotografía en 3D de microorganismos marinos, que mezclados con ciertos químicos constituyeron la imaginería de ciertos escenarios de la película.
Pero el punto, que ya quedó medio lejano, es que The fountain es, ante todo y sobre todo, una historia de amor, encarnada con pasión incendiaria por Hugh Jackman y naturalismo angelical por Rachel Weisz.
Cómo me gustan los adjetivos ¿verdad?
Pero sí, The fountain no es una película fácil, de ninguna manera. Como mencionaba, exige del espectador y abarca una plétora de alusiones antidiluvianas, bíblicas, prehispánicas, etc., en un producto final ejecutado con seguridad y fuerza, desarrollando sus conceptos en distintos niveles (visual y aural) y proporcionando un final épico, memorable como pocos, absolutamente orgásmico. Impresionante.