lunes, octubre 08, 2007

que no me cerquen, chingado.

Ayer veía por enésima vez Stop Making Sense, el glorioso (porque lo es) concierto-película de Jonathan Demme y los Talking Heads. Muchas personas menosprecian en trabajo cinematográfico de esta clase de películas ("¡pero si nomás pones la cámara ahí!"), pero es porque no se han dado tiempo de ver con detenimiento todo lo que implican. Verdaderamente es un deleite sentarse a ver Stop making sense (y El último vals, y Heart of gold...) y apreciar el concepto de la puesta en escena (con todo lo que eso implica), y disfrutar a David Byrne rebotando por todo el escenario, desgañitándose la garganta y haciendo en los 40 minutos iniciales más esfuerzo físico del que yo he hecho en un año (bueno, seis meses).

Pero bueno, recuerdo la genialidad de Byrne y las Cabezas Parlantes sólo como pretexto para pegar una de mis canciones favoritas (así, de la historia), del tributo a Cole Porter (Red hot and blue), interpretada con un universal júbilo contagioso por David Byrne: Don't fence me in.



Oh give me land, lots of land, and the starry skies above...