rutilante technicolor

apología futbolera


en efecto, como cualquier futbolero respetable, en el transcurso de las últimas tres semanas (cumpliditas hoy) he estado caminando dentro de esta atmósfera como de sueño-fabuloso-que-no-quieres-que-termine-nunca que ocurre sólo (SOLO!) cada cuatro años.

Dicho de otro modo, es el mes del Mundial.
Si te recontrachoca el futbol, crees que es un deporte donde 20 weyes en calzones corren por un campo persiguiendo a una pelota, o argumentas que es un mecanismo del estado para el control de nuestras fébriles mentecitas sometidas a los designios de una televisora, te lo pierdes. Más para mí.

La verdad cómo me he divertido. Qué cosa más absurdamente emocionante. Pero en fin, a lo que iba. Chale, creo que lo último que querría hacer en mis primeras incursiones bloggerísticas es celebrar un spot publicitario, pero el que muestro a continuación me mata. Será porque me siento identificado (el wey gordito que se lo toma muy en serio y se cae driblándose solo), pero creo que más bien es una sensación que cualquiera que haya jugado un partido de futbol puede reconocer.

Lo pongo hoy en apoyo a Argentina (que su partido contra Alemania ya debe haber terminado, lo sé, pero como no tengo sky y los bares no abren a las 8:00 de la PUTA mañana me jodo sin saber hasta la repetición 6 horas después), que aunque todavía les guardo un dejo de coraje por la eliminación de México (sobre todo al cabrón del golazo, "Maxi"), es por mucho el equipo más chido de los que quedan. Que chinge su madre Ronaldo.

Lo siento, esas son las pasiones que el futbol levanta.

Checar la canción, es el tema de Italia 90, interpretado por Gianna Nannini y noséquiénmás. Puro placer culpable (a mí la nostalgia me hace cosquillas).