martes, julio 18, 2006

5x2

Cinco por dos es el nombre de esta película francesa de Francois Ozon, director del misterio de Agatha Christie hecho musical, 8 mujeres, y el ¿thriller? Swimming pool. Pero vamos por partes. 5 X 2 es precisamente eso, la historia, dividida en 5 carretes, de 2 personas. Como su coterránea Irreversible, cuenta con una narrativa invertida (va para atrás, pues), y tiene como elemento pivotal al sexo (con resultados mucho menos sórdidos que los de Gaspar Noe, debo aclarar).

Bien, estos cinco carretes (que en realidad son cinco secuencias) van develando los orígenes de una relación que de inicio se nos presenta como terminada (la peli empieza con la pareja firmando el divorcio y su encuentro posterior), y fríamente va mostrando cómo llegó hasta donde llegó. Lo mejor de la película es su ambigüedad y su desinterés en asignar responsabilidades o dar explicaciones fáciles, sino presenta los acontecimientos como son, sin mayores tapujos, dejando más bien abierta una gama de preguntas sobre qué nos impulsa a que actuemos como actuamos, y si la compulsión afectiva propia del ser humano está condenada a recompensar con decepción.

Uff.

La película no es larga, pero sí se toma su tiempo (digo, son secuencias de veinte minutos, para algunos serán más largas que para otros). Ozon no tiene prisa; muestra justo lo que quiere mostrar y debería resultar suficiente. De repente se detiene a observar ciertas imágenes, y de lo insistente de su mirada, obliga a prestar atención a detalles sutiles como miradas o expresiones que tácitamente revelan aspectos sobre los personajes. Ahí la importancia de las actuaciones de Stéphane Freiss y sobre todo Valeria Bruni-Tedeschi, que llena cada cuadro que la contiene de calidez y la cercanía que Ozon elude en su retrato. La vulnerable presencia escénica de la actriz (que aparecerá en la siguiente película de Ozon, Les temps qui reste) contrasta con el endurecido Gilles en su relación condenada.

El recurso de la narrativa inversa funciona pero no con la contundencia de la citada Irreversible, y por momentos parece más un truco que otra cosa, pero la película cuenta con un par de momentos definitivos donde el recurso se convierte en parte fundamental del "entendimiento" que el espectador pueda tener de la relación. Los elementos que en una narrativa "normal" podrían pasar desapercibidos, aquí destacan por que de entrada estamos prestando atención a los porqués de una resolución que ya conocemos. Pero no pasa de ahí.

Sin embargo, la frialdad intrusiva de Ozon (característica -podría decir- del prototípico cine francés "de autor") se hace más reveladora en los momentos más íntimos de la pareja (como en la escalofriante segunda escena), evitando conclusiones ligadas a una dinámica de causa y efecto; inteligentemente, Ozon prefiere dejar abierta la puerta, presentando un retrato frío y calculador, no muy lejano a la perspectiva fatalista de alguien como Bergman en Secretos de un matrimonio, pero también con un final hasta cierto punto optimista, o al menos resignado. Se trata de una película no cruda, sólo brutalmente franca.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Que paso con los danimixes?


Sergio

daniel dijo...

una película más y le sigo. esto de bloggear es muy demandante.