martes, julio 04, 2006

Hustle & flow

Hoy alegremente presentamos ... ¡El rincón cinematográfico de Rutilante Technicolor!

Para introducir tan refulgente sección, hoy hablaremos de Hustle and flow
(El ritmo de un sueño), película gabacha del 2005, que recientemente fue estrenada y removida de las salas cinematográficas de la ciudad en un lapso de una semana. Como sea, la película fue estrenada hace aproximadamente un año en Estados Unidos, ganando gradualmente una serie de calificativos que la proclamaban la primer peli "auténtica" de la cultura del rap, dirigida a una demografía que los publicistas y mercadólogos gringos huevonamente denominan "urbana".

La historia no es nada (NADA) nuevo: Un dealer-padrote que descubre su vocación rapera dentro de las desfavorables condiciones en las que vive (gran pobreza, broncas con la señora, ya saben, lo común) para sobreponerse a obstáculos, para encontrar su voz y rapear su camino a la cima. Entendiblemente me encontraba algo aprehensivo y desconfiado de los comentarios positivos que había leído sobre la cinta antes de ir a verla, pero la verdad me la pasé muy bien.

El argumento simplista en realidad no lo es tanto (exceptuando quizá el final). Asumiendo una historia repetitiva, el director y guionista Craig Brewer elude varios caminos fáciles y presenta personajes con una identidad sólida, si bien de repente superficial, pero que provocan empatía inmediata a pesar de ser prototipos desfavorecidos digamos. Es decir, en mi libro merece crédito cualquier película que me vende convincentemente a un dealer proxeneta pendejo, sin mucho talento y que se hace llamar "DJay" y consigue que me caiga bien y esté echándole porras al final. Pero ahí yace el corazón y el alma de la película: Terrence Howard, el actor que interpreta al tal Djay, le brinda gran calidez y humanidad al personaje, en parte por los ojos de cachorrito detrás del semblante del matón y en parte porque el guión le da un rango considerable para jugar con el personaje. De igual manera, el resto del colorido elenco ofrece sorprendentemente buenas interpretaciones. Especialmente Isaac Hayes, que con pararse a cuadro automáticamente eleva lo chido de cualquier película.

Aun así, la película necesita algo más que un buen personaje central para sostenerse. Brewer elige inteligentemente detenerse y observar a detalle el llamado "proceso de creación". Podrán o no gustarnos las canciones de Djay y su crew (porque tiene crew, claro que sí), pero es imposible negar lo contagioso y eufórico de las escenas en las que están grabando su canción. A mí me recontra chinga la oscareada* "It's hard out here for a pimp", pero que me parta un rayo si no disfruté mucho la secuencia en la que la graban.

En resumen, la película compensa con personalidad y carisma lo que carece de originalidad. Si bien Howard y Brewer merecen todo el crédito que puedan recibir por su trabajo respectivo, el facilón y parcialmente decepcionante final impide que verdaderamente se pueda considerar una película que "defina a una generación" ni mucho menos, como yo escuché a algunos venderla. Pero Isaac Hayes rifa en cualquier situaci.

*"Queremos agraceder a la Academia por finalmente reconocer la dificultad de padrotear"

2 comentarios:

Abe dijo...

Hola
Saludos desde este rinconcito que dios no me ha quitado, nada más porque creo que dios no está en la web como muchas sectas lo aseuran.

Bienvenido al mundo del blog, o blogosfera. Muy pendiente estaré de leer a ver que nos trae de nuevo.

daniel dijo...

quiúbole, gracias por la atención... creerás que no sabía que tienes 3 (tres!) blogs?

igual, estaremos al pendiente de los rinconcito abandonados por dios.